miércoles, 19 de agosto de 2015

Tibetan immolations: Desperation as world looks away

RESUMEN

Inmolaciones tibetanas: La desesperación como el mundo mira hacia otro lado

La inhóspita región del Tíbet es el hogar de 6 millones de tibetanos, mientras que los monjes salen de sus oraciones en sus túnicas granate, las mujeres cubiertas en perlas caminan por el monasterio y se postran en el suelo. 

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Desde que las tropas chinas tomaron control sobre el Tíbet hace más de medio siglo, y por tal razón el Dalai Lama huyó al exilio, el número de monasterios existentes en el Tíbet ha caído en picada. por razones de seguridad los periodistas han tenido que mantenerse al margen del Tíbet, esto mientras las tensiones disminuyen.

China ha estado controlando todos los aspectos de los ciudadanos tibetanos, tanto su vida como su cultura, China esta intentado controlar a los extranjeros que entran en esta zona, ya que no quieren que se encuentre ninguno por esos alrededores.

Los tibetanos se sienten excluidos y discriminados por el gobierno Chino, y muchos sienten miedo de hablar sobre el tema y simplemente niegan con la cabeza.


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El mundo exterior no se preocupa por hacer algo con esta situación, al resto de los países lo único que les importa son las finanzas y los mercados que China les puede ofrecer, ellos hacen caso omiso a la violación de los derechos humanos presentes en este país. Esta situación hace que los mismos tibetanos hagan protestas extremistas, en las cuales han llegado a atentar contra su propia vida.

Pero muchas veces las autoridades chinas interrogan y hasta culpan a aquellos que no han hecho nada, los cuales por el cruel ambiente generado en las interrogaciones terminan por quitarse la vida.
Las brutales reacciones de las autoridades chinas ante esta protestas han sido tan horribles, que los tibetanos optaron por dejarse reprimir y sentirse menos que el resto de los ciudadanos chinos.


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Tibetan immolations: Desperation as world looks away

It's sunrise and 20 degrees below zero. The sound of monks at prayer drifts across the snow-lined valley.

We are high in the jagged mountains that rise towards the Tibetan plateau. Harsh and beautiful, this region outside Tibet itself is home to six million Tibetans.

A monk is sweeping snow from the steps that lead to a small stupa. Tibetans, wrapped in blankets to keep out the cold, circle inside it, spinning prayer wheels.

Further up the hillside, a morning mist hangs over the golden roofs of the monastery behind. Scattered through these Alpine valleys, the monasteries preserve Tibet's way of life.
Monks in claret robes emerge from their morning devotions, while women adorned with beads circle the monastery, then prostrate themselves on the ground.

Since Chinese troops asserted control over Tibet more than half a century ago, and the Dalai Lama fled into exile, the number of monasteries has fallen precipitously.
And for months now, journalists have been kept out of Tibetan areas as tensions have simmered in the region.

We slipped in unnoticed. China does not want foreign interference here.
The monks we approached were nervous, China has been stepping up surveillance.
One young monk shook his head indicating he didn't want to talk; other monks waved us away or retreated into their quarters. They have good reason to be cautious.

China has been tightening its hold, not just on the monasteries, but all aspects of Tibetan life and culture.

Amongst Tibetans there have been growing frustrations. And there's an impression that, since the financial crisis, the outside world, and the West in particular, are not so keen to tackle China on its human rights record.

What nations want is access to China's markets and its finances.
So Tibetans have been resorting to extreme protests, setting themselves on fire. More than 120 are thought to have done so in the past three years in protest at Chinese rule in their homeland.

Some are said to have called for the return of the Dalai Lama as they have carried out their immolations.

Acts of desperation they may be, but China says the immolators are incited, even paid by the Dalai Lama.

Fearing widespread unrest, it has clamped down even harder, arresting and even jailing Tibetans accused of aiding those who have self-immolated.

Prayer flags flutter outside the home of home of one man who took his own life. We tracked down his family, but have to keep their identity secret.

His brother told us the father of two had not received money from the Dalai Lama. The mere suggestion, he said, was insulting.

He said the authorities had been many times to question him. They wanted to know why his brother had set fire to himself, but all he could tell them was his brother was a good man acting out of conscience. Tibetans, he added, are frustrated.

"I often feel as a Tibetan I am inferior," he explained. "I feel very bad about this.
"Tibetans who go to the cities to find work are seen as darker and dirtier than other people; we're often discriminated against. I do think I am treated differently."

He insisted there had been no reprisals against his family by the authorities. But the man's father and mother were clearly nervous about talking to foreign reporters.

In these bleak and windswept mountains, where herders tend the shaggy black yaks that roam the hillsides, there are few jobs for Tibetans. China says it is changing this, building roads, bringing new wealth. But development is another source of conflict.

In mid-August there was a protest in central Tibet by people worried the local environment would be damaged by mining developments. Many Tibetans feel their resources are being exploited for Chinese gain.

China's response to the protest, as to much Tibetan opposition, was harsh. Tibetan exile groups said police moved in, firing tear gas and using electric prods, to clear the demonstration.

In another village we found a woman stacking piles of straw for winter fodder for her animals. She told us there have been five or six immolations at the monastery near her home.

She did not want to give us her name but told us of the crackdowns that followed the immolations.

"We feel under pressure. There have been arrests. Police came and detained people.
"Families don't even know where their relatives have been taken."

Not far away Tibetans were circling a shrine, spinning the prayer wheels. A group of elderly ladies bowed before the building, clasping their hands. Then they lay face down reciting prayers.

After the clampdown and the media blackout, the immolations are now less frequent.
But what is not being addressed are the grievances here: Tibetans fear that they are being marginalised, their culture eroded, their voices silenced, all while the rest of the world looks away.



5 comentarios:

  1. Considero que la grave situación que está presentando la región del Tíbet por las constantes agresiones por parte del gobierno chino no debe de pasarse por alto, puesto que los tibetanos son ciudadanos pacíficos donde en muchas ocasiones le demostraron al mundo su amor por el otro, su amor por la naturaleza y dieron ejemplo de fortaleza interior; aspecto tan poco desarrollado en el mundo de hoy, un mundo lleno de afán, de intereses mezquinos, donde impera la ley del más fuerte económicamente y es esto precisamente lo que está sucediendo en China, que se ha convertido en una potencia mundial, la gran despensa del mundo, donde mucha mano de obra muy mal pagada y que le conviene al resto de los países comprar lo que ellos producen a precios muy bajos, sin importarles que más de 6 millones de tibetanos les son vulnerados sus derechos humanos.
    El gobierno chino se ha valido de montajes y difamaciones para degradar la buena imagen de los tibetanos a nivel mundial, lo que le ha ocasionado un déficit financiero enorme al Tíbet, viéndose sumidos en una pobreza extrema y con esto el gobierno chino garantiza la extinción de estos admirables tibetanos, y poder controlar a la gran población china para que les genere mayor riqueza y les permita convertirse en la gran potencia mundial que siempre han querido, sin importarles que su pueblo viva en condiciones infrahumanas; situación está que de alguna manera los tibetanos no seguían y que con su comportamiento y su forma de actuar ponían en peligro el sueño egoísta de los líderes chinos en ser una gran potencia mundial.
    La violencia psicológica y física que ha ejercido el gobierno chino los ha llevado a menos preciar su vida, sus costumbres, su historia y han terminado acabando con sus propias vidas. Todos lo cuidadnos del mundo deberíamos de dar una voz de alerta frente a lo que está pasando en el Tíbet, porque de alguna manera el mundo occidental se ha beneficiado con las enseñanzas de muchos grandes líderes tibetanos; y deberíamos de usar las redes sociales no solo para criticar y publicar mensajes sin sentidos, sino también para mover a las grandes masas y que desde este medio apoyen y ayuden a los tibetanos en su lucha contra la opresión China.

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  2. Al igual que todo gran pueblo con una cultura, religión y hasta territorio propio, el pueblo tibetano busca ser reconocido internacionalmente como un estado-nación independiente.
    Antes de la segunda guerra mundial, el Tíbet era un estado nominal, pero luego de ésta, el gobernador de China, Mao, envió tropas a conquistar el Tíbet, y establece como gobernador político y religioso al Dalai Lama. Pero en 1956 luego de varios enfrentamientos armados entre tibetanos y fuerzas de Pekín, en los que murieron casi 80000 tibetanos y se obligó al Dalai Lama a huir a India, la región tibetana fue convertida en una zona de opresión, dominada por China. Aún cuando en 1965 se crea la región autónoma del Tíbet, esta región siguió siendo oprimida por el gobierno chino.
    El pueblo del Tíbet no se ha quedado tranquilo con esta situación, se ha venido presentando un resentimiento en contra del gobierno chino, al cual le ha reclamado varias veces su propia independencia o almenos que se les de mayor libertad, ya que estos poco a poco les han venido quitando libertades de expresión, más que todo religiosas.
    A pesar de esto, el Tíbet no es una región inactiva o perezosa, al contrario, presenta un gran crecimiento económico, con un gran aumento en la producción agrícola, un gran desarrollo tecnológico y la continua mejora de la infraestructura de sus ciudades, por lo cual el Tíbet le ha aportado a China gran parte de su riqueza actual. Pero este crecimiento se comenzó a presentar luego de que el Dalai Lama salió del poder, por lo que la pregunta sería ¿es mejor un Tíbet libre, común gobierno Teocrático, o es preferible que continúen bajo el régimen del gobierno chino? Independiente de la respuesta, hay algo que es cierto, y es que China debe disminuir la opresión radical contra este pueblo que les ha dado tanto, o tendrán que seguir enfrentando protestas de un pueblo que al parecer ya está llegando al límite de aguante al respecto, y que cada vez se ve más dispuesto a luchar por medio violentos por su independencia.

    Daniel Arroyave Zapata

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  3. El Tibet ha permanecido oculto durante siglos tras un vaporoso velo de misterio, rodeado por montañas rocosas y gélidas de siluetas bruscas, las más altas del mundo, fortalezas majestuosas que enmarcan las tierras de un mundo mágico que los separa del exterior.
    Se cree que los primeros habitantes humanos del Tíbet aparecieron unos 10.000 años antes de Cristo, pero al ser casi en su totalidad nómadas, no es hasta 300 años antes de Cristo (unos 200 años después de Buda) que comienzan a adquirir una presencia notable dentro de las culturas asiáticas.
    Desde el rey Songsten Gampo (principios del siglo VII) hasta el Gran Quinto Dalai Lama (principios del siglo XVII), la cultura tibetana fue transformada de manera laboriosa durante un período de mil años, de una normalmente etnocéntrica, guerrera, nacional imperialista a una cultura universal espiritualmente budista y pacífica. Los tibetanos son únicos en el planeta puesto que su vida nacional está volcada hacia la práctica del Budismo.
    Esencialmente, han estado desarmados unilateralmente por más de 300 años. Su desarrollo material fue pospuesto en favor del desarrollo espiritual. Durante siglos, la línea principal en el presupuesto del gobierno nacional fue el apoyo a los monasterios y los estudios y prácticas de los monjes y monjas. La rueda nunca se uso a propósito para el transporte, sino solamente para la generación de oraciones.
    La civilización tibetana posee una cultura rica en simbolismos y creencias, todas ellas fundamentadas en valores tales como el amor, la serenidad, la paz, la compasión, la tolerancia, el profundo respeto y admiración a la naturaleza y a la creación, así como a la vida en todas sus formas, y la ferviente voluntad de crecer como seres humanos y como seres divinos.
    Su cultura puede apreciarse en pequeños hábitos y costumbres llevados a cabo en su vida diaria, ya que hasta hace poco, cada habitante era un legítimo representante de dicha tradición.
    Hoy en día en occidente el interés por aprender de este pueblo es cada vez mayor, pero paradójicamente debido a la situación política actual se corre el riesgo de que esta cultura se pierda en su propia cuna.

    Laura Salazar Ortega

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  4. Tras siglos de aislamiento del resto del mundo por temor a que su perfecta armonía fuese amenazada por potencias extranjeras, el Decimotercer Dalai Lama, Thubten Gyatso, decide a principios del siglo XX que Tíbet debe convertirse en un país más moderno. Sin embargo, los militares británicos, que se establecen dentro de su territorio y se niegan a replegarse tras la frontera con India, le obligan a aceptar un tratado comercial con la India según el cual el único que sale beneficiado es Inglaterra. Durante el conflicto, unos 700 tibetanos resultan muertos en enfrentamientos con militares británicos.
    En 1906, Inglaterra y China firman un tratado según el cual el Imperio Chino se adjudica la soberanía de Tíbet a cambio de una importante cantidad de dinero británico. Dicho de otra manera, Inglaterra se toma la libertad de venderle Tíbet a China, y firma con Rusia un acuerdo de no injerencia sobre asuntos tibetanos; es decir, pase lo que pase en Tíbet, Inglaterra y Rusia mirarán hacia otro lado. El Dalai Lama decide refugiarse junto a oficiales del gobierno en Mongolia.
    Aprovechando el acuerdo anglo-ruso, China invade Tíbet en febrero de 1910. Sin embargo, dos años después el último emperador de la dinastía Qing abandona el poder tras la Revolución Xinhai, y el Imperio Chino pasa a ser la República de China. La confusión es aprovechada por los tibetanos para enfrentarse a las tropas chinas establecidas en Lhasa. El presidente Yuan Shi-kai decide devolver al Dalai Lama su rango como jefe de gobierno de Tíbet, aunque recordando que el país sigue bajo dominio chino.
    Un año después el Dalai Lama proclama que Tíbet es independiente, y siguiendo adelante con sus planes de modernizar el país, aparecen las primeras monedas y billetes, mientras se confirma un acuerdo de apoyo y reconocimiento mutuo con Mongolia, también amenazada por China. Sin embargo, rusos y británicos dudan de la validez de este acuerdo ya que el representante del Dalai Lama en Mongolia tiene nacionalidad rusa. Durante las negociaciones que tienen lugar entre Gran Bretaña, Rusia, Tíbet, China, Mongolia y la India para poner orden en cuanto a sus fronteras y dominios, China se empeña en asegurar que la totalidad de Tíbet le pertenece desde 1720 -cuando ocupó temporalmente Lhasa-. Por su parte, Tíbet reclama su soberanía basándose en el tratado 822. Finalmente, Gran Bretaña propone un tratado según el cual Tíbet sea de dominio chino, pero gobernado por tibetanos bajo la dirección del Dalai Lama, y que no podrá haber más de trescientos soldados chinos en ciertas áreas. En abril de 1914 los tibetanos aceptan, pero China se niega a firmar el nuevo tratado.

    Laura Salazar Ortega

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  5. Luego de la muerte del Dalai Lama en diciembre de 1933, en 1939 es localizada la reencarnación del Dalai Lama en la región de Amdo, bajo control chino, por lo que se autoriza su traslado a Lhasa para ser entronizado a cambio de 400.000 dólares y dos años de negociación. Gran Bretaña vuelve a afirmar que el Tíbet posee un autogobierno válido, y le vende armas a su pobre ejército. Sin embargo, en 1943 la India se convertirá en un país independiente y no habría garantías de que China respete la integridad tibetana, especialmente ante el temor de que el Partido Comunista gane la guerra civil que sufre el país.
    Finalmente, en octubre de 1950, cuarenta mil tropas chinas invaden Tíbet sin previo aviso, sin que China sea provocada en ningún momento, y negándose a aceptar cualquier argumento que apoye la soberanía de los tibetanos.

    Desesperados, los tibetanos reclaman ayuda a India y Gran Bretaña. En este momento, India es un país muy joven, apenas independizado tras los esfuerzos de Gandhi, y no se puede permitir entrar en conflicto con China. Por su parte, Gran Bretaña se encuentra muy debilitada tras la Segunda Guerra Mundial.
    India condena el ataque, acusando a China de faltar a su promesa de resolver el conflicto de forma pacífica. China responde con lo que se convertirá en uno de sus argumentos favoritos durante las próximas décadas: Es un asunto nacional y nadie debe inmiscuirse. Ante la noticia de la invasión, se decide in extremis que el Dalai Lama se convierta en el máximo regente del Tíbet a los quince años de edad, tres antes de lo previsto.
    Tras la entrevista del joven Dalai Lama con Mao, se firma el “Acuerdo de 17 Puntos”, en el que se establecen las normas para lograr el equilibrio de un Tíbet autónomo dentro de los dominios de China. A pesar de que hay puntos en los que los tibetanos no están de acuerdo, como que Tíbet haya pertenecido históricamente a China, deciden firmarlo. Sin embargo, poco después el gobierno tibetano decide rechazarlo al comprobar cómo el ejército no se está retirando de sus posiciones en Tíbet, como había prometido Mao, y que la violencia campa a sus anchas. El Acuerdo también asegura que el modo de gobierno del Kashag (el gabinete tibetano) no sufrirá alteración alguna, pero todo lo que encuentran son disputas con los militares invasores, la destrucción de sus monasterios, abusos de autoridad, violencia...
    Hasta la actualidad, con inmensas dificultades, los tibetanos siguen escapando de su propio país atravesando los Himalayas. Su Santidad el Dalai Lama dedica varias horas al día a recibir personalmente a la gran mayoría de los que consiguen llegar a Dharamsala.

    http://spanish.tibetoffice.org/sobre-tibet/cultura-tibetana
    http://www.semana.com/on-line/articulo/el-tibet-historia-compleja/91701-3
    http://karunadana.org/es/campanas-activas/historia-del-tibet
    https://libertadparatibet.wordpress.com/historia-de-tibet/

    Laura Salazar Ortega

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